La peligrosa fantasía del "diseñador pulsador"
En algún momento, los líderes empresariales se convencieron de que el diseño podía automatizarse. Primero fueron los ordenadores los que sustituyeron a las funciones especializadas. Luego fue el software basado en plantillas. Ahora es la IA.
Pero seamos claros: las herramientas no son diseñadores.
Y, sin embargo, llevo décadas viendo cómo los directivos -muchos de los cuales tienen dificultades con las herramientas digitales- fomentan el mito de que un diseñador simplemente "pulsa un botón" y el trabajo está hecho.
Esta fantasía ha dado lugar a plazos poco realistas, equipos infradotados y un agotamiento generalizado en el sector.
Ha alimentado la creencia de que la formación es innecesaria porque "el software lo hace".
Ha devaluado la profesión, llevando a las empresas a pagar menos por más trabajo y a preguntarse por qué se resiente la calidad.
En Ziff-Davis vi cómo se producía este cambio en tiempo real. La transición a lo digital no solo eliminó puestos de trabajo, sino también el respeto por el oficio. En un momento dado, las empresas confiaban en especialistas altamente cualificados. Luego, creyeron que un solo diseñador y un costoso ordenador podían sustituir a todo un equipo.
Ese fue el primer gran fracaso. Y ahora la historia se repite, esta vez con la IA y las herramientas basadas en gigas a la cabeza.
De dónde viene este mito
La fantasía del diseñador de pulsar el botón no es nueva. Lleva décadas evolucionando y todas sus versiones han supuesto un ahorro a corto plazo y una catástrofe a largo plazo.
La primera mentira: "Los ordenadores facilitan el diseño"
La industria vio cómo una máquina sustituía a los engrasadores, los tipógrafos y los equipos de producción. De lo que no se dieron cuenta fue de que el pensamiento que había detrás del trabajo seguía siendo importante.
La segunda mentira: "Las plantillas sustituirán a los diseñadores"
El auge de Canva, las plantillas de PowerPoint y las herramientas automatizadas de branding hicieron creer a la gente que el diseño era sólo "arrastrar y soltar". Pero sin una comprensión de la composición, la tipografía y la jerarquía, estas herramientas produjeron un mar de mediocridad.
La tercera mentira: "La IA hará el trabajo creativo por nosotros"
Las empresas están promoviendo el diseño generado por IA como sustituto de la experiencia humana. Pero la IA no entiende los matices de las marcas, la percepción del público o la narrativa estratégica.
Cada oleada de este mito ha conducido a una devaluación cada vez mayor de la experiencia real.
¿Y los resultados? Son evidentes:
- Marca apresurada e incoherente.
- Sistemas de diseño no escalables ni editables que deben reconstruirse desde cero.
- Cada vez hay más trabajo para menos diseñadores, lo que provoca un agotamiento masivo.
Por qué esta forma de pensar es perjudicial
Devalúa la experiencia. Los diseñadores son tratados como ejecutores, no como pensadores estratégicos.
Conduce a plazos y expectativas poco realistas. Un buen diseño lleva tiempo, pero cuando los responsables piensan que es instantáneo, no asignan los recursos adecuadamente.
Produce un trabajo inferior que requiere costosas reparaciones posteriores. Las empresas que caen en este mito siempre acaban pagando más por corregir los errores de lo que habrían gastado haciéndolo bien a la primera.
En Ziff-Davis, vi lo que ocurría cuando las empresas subestimaban el diseño. Archivos mal estructurados, activos perdidos, incoherencias de marca... todos los fracasos eran consecuencia directa de que los responsables de la toma de decisiones daban por sentado que "el ordenador" pensaba.
La realidad: La IA y el software siguen necesitando diseñadores cualificados
El problema no es la tecnología. Es cómo pensamos sobre ella.
El sector sigue repitiendo el mismo error: creer que cada nueva herramienta significa que necesitamos menos profesionales formados.
Pero esta es la verdad:
- La IA puede generar conceptos, pero no entender el contexto.
- Las plantillas pueden ayudar a mantener la coherencia, pero no pueden innovar.
- La automatización acelera la ejecución, pero no sustituye al pensamiento crítico.
Reconocimiento de patrones: Cómo los prejuicios humanos determinan las limitaciones de la IA
No es de extrañar que los sistemas de IA tengan problemas de sobreadaptación -aprendizaje de patrones demasiado específicos para sus datos de entrenamiento- porque las organizaciones que los construyen e implementan operan con las mismas limitaciones. Tanto los seres humanos como la IA tienden a confundir su experiencia vivida con la verdad universal, sobreindexando patrones familiares y fallando en la generalización a nuevos contextos.
Este paralelismo es especialmente relevante para los diseñadores que navegan por la era de la IA. Las mismas empresas que en su día creyeron que el software de autoedición eliminaría la necesidad de conocimientos especializados de diseño ahora hacen afirmaciones similares sobre las imágenes generadas por IA. Se están adaptando en exceso a su experiencia con un cambio tecnológico y aplicándola incorrectamente a otro.
Comprender este paralelismo proporciona a los diseñadores una ventaja estratégica: al reconocer dónde se adaptan en exceso los sistemas de IA (al igual que las organizaciones), los diseñadores pueden posicionar sus capacidades exclusivamente humanas -comprensión contextual, empatía, conciencia cultural y resolución adaptativa de problemas- como contrapartidas cada vez más valiosas a los enfoques algorítmicos.
El impacto financiero de creer este mito
¿Sigues pensando que la mentalidad del "diseñador de botón" no es perjudicial? Hablemos de las consecuencias financieras en el mundo real.
Volver a trabajar cuesta exponencialmente más que hacerlo bien a la primera.
La incoherencia de la marca conduce a la pérdida de confianza y a la disminución del compromiso de los clientes.
Si no se invierte en un diseño escalable y preparado para la empresa, se producen ineficiencias masivas.
Imaginemos una empresa que adopta una marca generada por IA para "ahorrar dinero", sólo para descubrir que no puede expandirse adecuadamente por su sitio web, productos y campañas de marketing.
¿Coste del arreglo? Seis cifras.
O una empresa que utiliza plantillas de Canva "rápidas y sucias" para su identidad, solo para darse cuenta más tarde de que necesita un trabajo de diseño profesional para seguir siendo competitiva.
¿Coste del arreglo? Más de lo que habrían gastado contratando a un experto desde el principio.
El mito del pulsador está acabando con las carreras profesionales y desperdiciando talento
Los diseñadores están atrapados en un sistema roto en el que las expectativas siguen aumentando, pero la inversión en competencias reales sigue disminuyendo.
He visto a diseñadores brillantes quemarse, abandonar el sector o luchar contra cargas de trabajo poco realistas debido precisamente a este mito. La suposición de que el diseño es "fácil" ha convertido lo que una vez fue una profesión respetada en un trabajo infravalorado, sobrecargado y mal pagado.
¿Y lo peor? La industria sigue repitiendo el ciclo.
¿Qué ocurre después?
Esto no parará a menos que cambiemos la conversación.
En el próximo artículo hablaremos de la solución: cómo los flujos de trabajo no destructivos y la preparación para el futuro pueden evitar costosos fallos de diseño y crear sistemas escalables y sostenibles.
Este mito nos ha llevado a tomar demasiadas decisiones equivocadas. Es hora de dejar las cosas claras. El diseño no es sólo cuestión de software, sino de pensamiento.
¿Las empresas que entienden esto? Ganan.
¿Los que no lo hacen? Siempre pagan por sus errores.
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