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El eslabón perdido de la enseñanza del diseño: Por qué siguen siendo importantes los fundamentos de la empresa

Empecé a escribir esta serie porque cada vez lo tengo más claro: falta algo en la enseñanza moderna del diseño. A primera vista, parece que no pasa nada. Más gente que nunca tiene acceso a herramientas potentes e intuitivas que facilitan y agilizan el diseño. Plataformas como Canva han democratizado el diseño, permitiendo a los no diseñadores crear trabajos de aspecto profesional con el mínimo esfuerzo. Las empresas se apresuran a adoptar herramientas basadas en IA a una velocidad vertiginosa, con la esperanza de obtener una ventaja.

Empecé a escribir esta serie porque cada vez lo tengo más claro: falta algo en la enseñanza moderna del diseño.

A primera vista, parece que no pasa nada. Más gente que nunca tiene acceso a herramientas potentes e intuitivas que facilitan y agilizan el diseño. Plataformas como Canva han democratizado el diseño, permitiendo a quienes no son diseñadores crear trabajos de aspecto profesional con el mínimo esfuerzo. Las empresas se apresuran a adoptar herramientas basadas en IA a una velocidad vertiginosa, con la esperanza de obtener una ventaja.

Pero bajo esa accesibilidad se ha perdido algo fundamental.

Los jóvenes diseñadores se incorporan al mercado laboral conociendo las herramientas, pero no los flujos de trabajo. Pueden crear productos acabados, pero no se les ha enseñado a crear sistemas escalables y adaptables. Saben cómo hacer que algo quede bien hoy, pero no cómo garantizar que funcione mañana. A pocos se les enseña a pensar estratégicamente sobre su diseño -proceso o resultado-.

Y esa brecha ya está causando problemas:

  • Los diseños se rompen cuando hay que revisarlos o adaptarlos a múltiples formatos y dispositivos.
  • La colaboración fracasa porque los archivos no se estructuran adecuadamente, no se almacenan de forma colectiva o no se pueden compartir en entornos empresariales.
  • La escalabilidad queda relegada a un segundo plano, lo que obliga a costosas modificaciones.
 

Cuanto más veo que esto ocurre, más me doy cuenta de que no es sólo un problema de educación, sino de historia. Los mismos conocimientos básicos que ayudaron a los diseñadores a sobrevivir al último cambio masivo del sector -cuando la edición digital lo trastornó todo- están desapareciendo. Y lo sé porque estuve allí. Viví esa transición, y fue brutal.

Sobrevivir al tsunami digital

La última vez que el sector experimentó un cambio tan radical, me encerraron en una habitación con un Mac Plus, un gato y una nevera llena de cerveza. Corría el año 1986. Mike Corcoran, que dirigía Shaw Copy Center tras la división de Dumont Printing, la imprenta de su familia, necesitaba un nuevo camino. Su parte de la empresa había perdido las máquinas de composición tipográfica y tenía que crear esas capacidades desde cero. Sabía que la autoedición estaba a punto de cambiarlo todo. Así que compró uno de los primeros Mac Plus -sin disco duro, solo disquetes- y me metió en ese estudio. "Tienes un mes para aprender todo sobre esta máquina," dijo. Así que lo hice.

Tenía algo de experiencia informática en la universidad, pero nada podía prepararme para lo que vendría después. Me emparejó con una diseñadora gráfica, Suzanne Bertz, de la imprenta, y nos formamos en una empresa local de composición tipográfica, aprendiendo a escribir a ciegas en un ordenador Compaq, utilizando un código mnemotécnico en disquetes de 5 pulgadas. ¿Su brillante método para enseñarme especificaciones tipográficas? Conducía por la ciudad y me obligaba a especificar los tipos de las vallas publicitarias mientras pasaban zumbando. No había tiempo para dudas. Sólo aprender. Aquella empresa local de composición tipográfica estaba dirigida por una interesante pareja de fumadores empedernidos, muy expertos en tecnología, que trabajaban en una oficina caótica y llena de humo. No había interfaz gráfica de usuario, así que teníamos que calcular los puntos de ajuste matemáticamente.

Luego, cuando lo dominé, Mike me envió a Adobe para aprender a programar en PostScript. Eso fue antes de que existieran PageMaker, Illustrator o Photoshop. En ese momento me di cuenta de que el diseño estaba a punto de convertirse en algo codificado, escalable y completamente digital.-fue cuando vi el futuro del diseño.

Filosofía de las herramientas en las primeras guerras de vectores

Trabajé tanto con Adobe Illustrator 1.0 como con Aldus FreeHand 1.0 cuando salieron al mercado, sí, las primeras versiones. Illustrator llevaba ventaja en herramientas de dibujo y control de trazado de precisión, especialmente con las curvas de Bézier y la integración de PostScript. Pero FreeHand lo superó en un aspecto fundamental: la tipografía.

Incluso en la versión 1.0, FreeHand ofrecía funciones avanzadas de manejo de tipos que Illustrator no tocaría durante años: desplazamiento de la línea de base, control del par de kerning, formateo a nivel de párrafo y múltiples páginas maestras. También se creó para documentos de varias páginas, algo que Illustrator no intentó hasta mucho más tarde. FreeHand se situaba en un espacio híbrido entre Illustrator y PageMaker, ofreciendo a los diseñadores una herramienta que respetaba tanto la composición visual como la integridad tipográfica. Su modelo de trazo también era más intuitivo, con pesos de línea que se comportaban como era de esperar.

Lo que se pierde en la enseñanza moderna del diseño es lo diferentes que eran estas herramientas desde el punto de vista filosófico. Illustrator enfocaba los gráficos vectoriales como un bolígrafo de punta fina: precisión ante todo, un lienzo, sin florituras. FreeHand se parecía más al bloc de dibujo de un diseñador: fluido, multipágina, con verdadera fuerza tipográfica. Esa diferencia determinó nuestra forma de pensar, trabajar y comunicarnos con los clientes.

El cambio sísmico: Del pegado al flujo de trabajo digital

En 1987, la editorial Ziff-Davis de Foster City me contrató como cajista para la revista A+ Magazine. ¿Mi puesto de trabajo? Un "terminal mudo" conectado a una máquina de composición en AGT, la productora responsable de generar la película para las planchas de prensa. Todo seguía haciéndose a mano y por código. Ni WYSIWYG, ni arrastrar y soltar. Algo se estaba cociendo. MacUser Magazine acababa de contratar al director artístico Mike Yapp, que había conocido PageMaker 1.0 (entonces propiedad de Aldus).

En una conversación, mencioné algo radical: "Podemos generar separaciones a partir de archivos PostScript en lugar de construir manualmente superposiciones Rubylith". Esa conversación desencadenó una reacción en cadena.

En aquella época, se necesitaban equipos de personas altamente especializadas para producir una sola página impresa:

  • Los artistas gráficos especificaban y pegaban manualmente los tipos en los tableros.
  • Los equipos de producción crearon superposiciones de película para las imágenes y máscaras Rubylith para las separaciones de color (CMYK).
  • Las revisiones eran caras, requerían mucho tiempo y trabajo.
 

De repente, podíamos hacer separaciones de color digitalmente en el lugar. Eso lo cambió todo.

En 1989, me enviaron a la USF a pasar un día entero de pruebas psicológicas para preparar mi traslado a Nueva York. La editorial Ziff-Davis estaba a punto de transformar digitalmente todas sus revistas de la costa este, y yo estaba a la cabeza. Tuve dos años para convertir todas las revistas de la composición tipográfica tradicional a la autoedición. ¿Qué estaba en juego? Si una revista incumplía una fecha de "puesta a la venta", todo el personal podía ser despedido.

Tuve que hacerlo:

  • Formar a equipos enteros en el uso de herramientas digitales antes de eliminar sus puestos de trabajo.
  • Construya nuevos sistemas de producción desde cero sin poner en peligro los plazos.
  • Superar la resistencia, el miedo y la frustración, porque las carreras estaban en juego.
 

Viví viajando entre Silver Spring, MD, la sede de Nueva York, Boston y California. Era una prueba de fuego, y no todo el mundo lo conseguía.

Recuperar los fundamentos empresariales en la enseñanza del diseño

Esta serie explorará lo que falta en la enseñanza moderna del diseño y por qué sigue siendo importante. Los temas incluyen:

  1. Por qué son importantes los flujos de trabajo no destructivos
  2. Más allá del píxel: Cómo el pensamiento de diseño distingue a los profesionales
  3. El coste real de las malas decisiones de diseño
  4. Diseño orientado a la empresa frente a diseño orientado al Gigante: Comprender la división
  5. El mito del diseñador que pulsa un botón
  6. Reconstruir la enseñanza del diseño: Lo que hay que cambiar

Luché por comprender y empoderar a los demás durante la última transición. Y estoy viendo cómo se repite la historia. Podemos dejar que desaparezcan los conocimientos básicos de diseño, o podemos asegurarnos de que la próxima generación esté preparada para lo que viene.


Nota sobre el proceso y la colaboración

Esta serie de blogs ha sido un proceso iterativo, moldeado a través de continuas discusiones con Frédo, utilizando herramientas de IA para ordenar los plazos, refinando ideas y afinando la prosa para garantizar la claridad y el impacto, principalmente con Chat-GPT (a quien he apodado Cha-cha) y Claude. Creo en la transparencia de mi proceso. Aunque el contenido es profundamente personal y está arraigado en mis propias experiencias, el acto de escribir -como el propio diseño- se beneficia de la colaboración, la reflexión, la revisión y el buen conocimiento de mis herramientas.

La serie completa

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