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Por qué es importante: El coste de recortar gastos en pensamiento de diseño y formación

El coste real de un mal diseño va mucho más allá de la estética. Cuando las empresas escatiman en pensamiento de diseño y formación, crean pasivos ocultos que se multiplican con el tiempo, provocando desastres financieros y agotamiento humano. Descubra cómo la mentalidad de "fallar hacia delante" crea daños a largo plazo y por qué una infraestructura de diseño adecuada es una inversión, no un gasto.

El coste real de ignorar los principios de diseño empresarial

El problema de un mal diseño no es sólo estético. Es operativo. Es financiero. Y es profundamente humano.

En Ziff-Davis, vi en tiempo real cómo la reducción de costes disfrazada de "eficiencia" reconfiguraba el sector. Lo que antes era un sistema estructurado de especialistas en equipo se desmanteló en favor de un único diseñador sobrecargado de trabajo que debía ser a la vez maquetista, estratega de marca y artista de producción.

No fue innovación. Fue un desastre a cámara lenta. Y he visto ese mismo desastre repetirse con cada cambio tecnológico importante.

Cuando las empresas escatiman en pensamiento de diseño, formación y estructura del flujo de trabajo, crean pasivos ocultos que se multiplican con el tiempo. La mentalidad del fracaso -tratar los fallos de diseño como un coste previsible de la actividad empresarial- no hace sino agravar el problema.

Los diseñadores se agotan ante expectativas imposibles. Los proyectos se retrasan, se rehacen o directamente se desechan. Las empresas malgastan miles (o millones) en corregir errores evitables.

Todo porque alguien decidió que una formación adecuada y unos flujos de trabajo estructurados eran un gasto innecesario.

La mentalidad del "fracaso" y sus costes ocultos

El mundo de los negocios ha adoptado el pensamiento del "fracaso hacia delante", la idea de que la velocidad es más importante que hacer las cosas bien a la primera. Aunque la iteración es una parte natural del diseño, esta excusa para la mala planificación ha creado una desconexión masiva.

Un fallo en una fase temprana del proceso agrava el problema en la cuenta de resultados. Lo que podría haber sido una simple solución se convierte en una crisis. La reducción de costes a corto plazo provoca una hemorragia financiera a largo plazo.

Lo he visto demasiadas veces. Vamos a desglosarlo:

Escenario 1: El lanzamiento de una marca "suficientemente buena

Fracaso aguas arriba: Una empresa se precipita en un proyecto de marca, saltándose la organización adecuada de los archivos y las consideraciones de cara al futuro. Todo se construye "plano", por lo que nada puede adaptarse fácilmente.

Ahorro" inmediato

  • No se ha creado ningún sistema de archivos estructurado.
  • No se consideran formatos listos para la empresa.
  • No hay inversión de futuro.

Lo que pasa después:

  • La empresa se expande y de repente necesita activos de marca adaptables.
  • Los archivos no son escalables, así que hay que rehacerlo todo desde cero.
  • Se contratan más diseñadores para corregir errores evitables.

Coste total a lo largo del tiempo: $100K+ en mano de obra desperdiciada y pérdida de eficiencia.

Escenario 2: El desastre de marketing "No necesitamos un diseñador

Fracaso aguas arriba: Los equipos de marketing gestionan el diseño internamente con plantillas "suficientemente buenas" y sin un flujo de trabajo estructurado.

Ahorro" inmediato

  • No se contrató a ningún diseñador profesional.
  • No hay supervisión del diseño.

Lo que pasa después:

  • La incoherencia de la marca lleva a la confusión del cliente.
  • Los activos descuidados dañan la confianza y la credibilidad.
  • Hay que rehacer toda la campaña.

Coste total a lo largo del tiempo: $500K+ en pérdida de ingresos y daños a la reputación.

Escenario 3: Fallo del sistema a nivel de empresa

Fracaso aguas arriba: Una empresa confía en diseñadores poco formados y en un sistema de activos digitales desorganizado y sin control de versiones.

Ahorro" inmediato

  • No hay que invertir en sistemas de diseño de nivel empresarial.
  • Sin mantenimiento continuo de activos o plantillas.

Lo que pasa después:

  • La implantación mundial fracasa porque los diseños no están formateados para varias regiones e idiomas.
  • Surgen demandas por incumplimiento de la accesibilidad.
  • La empresa gasta millones en rediseños, honorarios de abogados y contratos perdidos.

Coste total a lo largo del tiempo: Millones.

El coste humano: el fracaso de los diseñadores con talento

Los diseñadores con talento no están fallando: el sistema les está fallando a ellos.

Agotamiento por expectativas imposibles. Síndrome del impostor porque se les culpa de los fallos del sistema. Agotamiento físico y emocional por intentar seguir el ritmo de cargas de trabajo irrazonables.

Malgastar el dinero ya es malo. Malgastar personas es imperdonable.

En Ziff-Davis, vi cómo diseñadores increíbles abandonaban el sector porque no sólo se esperaba de ellos que diseñaran: se esperaba de ellos que fueran estrategas, especialistas en TI, directores de producción y expertos en branding, todo a la vez. La carga de trabajo imposible les destrozaba.

¿Y lo peor? Este ciclo no se ha detenido.

Los diseñadores de hoy en día siguen formándose sin una verdadera tutoría. Se les sigue pidiendo que hagan el trabajo de equipos enteros. Todavía se espera de ellos que "se las arreglen" sin apoyo.

Por eso es tan importante.

Si no arreglamos los cimientos, seguiremos construyendo estructuras rotas que se derrumban bajo el peso de la mala planificación y la negación corporativa.

¿Qué ocurre después?

En el próximo artículo, nos centraremos directamente en el mayor mito que mantiene este sistema roto: la fantasía del diseñador de pulsar un botón.

  • Por qué los directivos creen que los diseñadores y la IA "sólo aprietan botones".
  • Cómo esta mentalidad ha agravado la crisis del sector.
  • Por qué la experiencia sigue siendo importante y siempre lo será.

Hemos perdido demasiado. Es hora de recuperar lo que importa.

La serie completa

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